Pelo corto,
también su estatura,
de ojos almendrados,
mediorientales,
penetrantemente oscuros,
de mirada fija,
cejas gruesas,
nariz perfilada
y una sonrisa sincera.
Con sus labios
hacía una especie de mueca,
casi como un beso
al concluir sus carcajadas,
que modestia aparte,
logré sin mucho esfuerzo;
encantaba a cualquiera.
Sin mostrar mucha piel,
sin tacones, ni pretenciones,
en la simpleza del momento,
me contaba su vida
y aquél "speak easy"
se hacía pequeño.
Edgardo Miguel Vázquez © 2024
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