Miro a lo lejos
sentado a la orilla
y pasan las horas,
donde todos andan,
donde todo suena.
El ruido de las motos,
de la gente con vida,
de los pasos descalzos,
de tumultos y olores,
se hacen cotidianos.
Y por momentos añoro
aquello que nunca he visto;
entre tantas miradas,
entre tantos pesares,
más sigo aquí paciente
anclado a esta ciudad,
sentado en esta orilla,
viendo la vida pasar.
Edgardo Miguel Vázquez © 2024
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